Vivir los oficios rurales

entroido
Estampa del Entroido de Pombriego (León), 'revestidos' según las costumbres locales.

Esta nueva entrega da cuenta de una iniciativa que trata de poner en valor los oficios artesanos, los saberes y las tradiciones populares de rincones rurales de la España vacía., los saberes y las tradiciones populares de rincones rurales de la España vacía. Así describe su carácter Beatriz Iglesias (León, 1989), su promotora: Oficios vivos representa para mí una reconexión con mis orígenes, con las raíces del conocimiento y el saber popular y, sobre todo, con ese arte que no se escribe en los libros ni se expone en museos, sino que se vive en las manos y ojos de sucesivas generaciones de auténticos maestros y maestras del mundo rural.

esparto2
 Recogida de esparto en la montaña próxima a la localidad malacitana de Casarabonela.

De hecho, crecí en el Barco de Valdeorras (Ourense), limítrofe con la provincia de León. Al concluir Ingeniería Química en Salamanca, trabajé en industrias del sector y, en los últimos seis años, sobre todo en Valencia y Sevilla, como técnica de proyectos en diferentes iniciativas relacionadas con la soberanía alimentaria, la transición ecológica o la agroecología.

En cualquier caso, Oficios vivos es, sobre todo, un proyecto personal, que me empeñé en emprender tiempo atrás. Mi querencia por los oficios y el vínculo con el rural viene de mis padres, que eran de sendos pueblos de Ourense y León; y, sobre todo, de mi amor por las costumbres, por las personas mayores y sus biografías, y por sus artes y artesanías hechas a mano lentamente…

¿La pretensión de Oficios vivos es entonces poner en valor esos saberes tradicionales ejecutados durante una vida? Efectivamente, ¡y sin dedicación profesional!: ya fuera haciendo sencillos juguetes para sus nietos los fines de semana, cestos… Y que han ejecutado desde siempre con total naturalidad y sin darle importancia alguna, pese a su maestría. Cuando visito a alguien así y me cuenta cosas, disfruto tanto que casi me he obstinado en que otras personas puedan recibir también semejante regalo.

esparto
 Preparación previa de fibras de esparto, con Baltasar Doblas y Francisca Campos (Casarabonela, Málaga).

Mientras Beatriz puso en marcha del proyecto, vivía en Sevilla, y ahora resido en pueblo próximo a Navia, en Asturias. Con la iniciativa he programado ya visitas a artesanos del Principado, de Castilla y León, Andalucía o Galicia. Donde más artesanos he encontrado con el perfil que he descrito ha sido curiosamente aquí, en Asturias, expresa risueña.

Llevaba dos años perfilando la idea –de hecho, el proyecto original se denominaba RuralArte− hasta que, en 2021, le di su actual formato con un propósito: por un lado, para evitar que se pierdan esas artesanías y saberes rurales; y, por otro, para ampliar las posibilidades de formación de personas interesadas en la vida, la identidad y la cultura ancestral de nuestros pueblos. Conservar tal patrimonio inmaterial, transmitido generación tras generación, es una prioridad inaplazable si hablamos de repoblación, autosuficiencia o sostenibilidad.

De hecho, muchos artesanos(as) están a punto de dejar su oficio y los talleres, encuentros o convivencias que programo, contribuyen a mantener vivas sus técnicas y conocimientos. Mi intención ha sido recuperar de algún modo la figura del aprendiz, abriendo la puerta a un posible relevo generacional.

tejido
Cardando lana a la sombra de un hórreo, con Paz Mesa (Asturias).

Oficios vivos y las artesanías

¿Cómo establece Oficios vivos sus vínculos y cómo pueden más artesanos enlazar con la iniciativa? Al principio solo programaba talleres; sin embargo, desde hace poco tiempo, reparé en la importancia de las convivencias o las jornadas como una ventana a un conocimiento, manifestación, rito o festejo con arraigo en un territorio y con un especial valor cultural, que conservan pocos o muy contados depositarios.

Un buen ejemplo son las mascaradas del Entroido de Pombriego –y ojalá se sumen más…−, próximo al pueblo de mi madre en La Cabrera: una pedanía de Benuza de apenas 150 habitantes. Con Edilberto Rodríguez, pastor y músico, coincidimos dos veces al año: una de ellas para celebrar con él y su familia el Entroido. Ya allí, tal y como dicen, nos ‘revestimos’ −que no ‘disfrazamos’…−, con trajes y carátulas, máscaras hechas por ellos a la manera tradicional. En este caso, se trata de participar en una fiesta muy singular. En el otro, una jornada dedicada al pastoreo o a la música…

Algo muy frecuente por otra parte es que, la mayoría de los artesanos son muy polifacéticos, como por ejemplo Paz Mesa (Asturias). En el mundo rural no hay tanta especialización como en el urbano y, además, todo está ligado a la noción de utilidad. Toño, un cestero gallego que falleció hace poco, me decía que hacían falta ¡escuelas de vida rural! Me he quedado con su apunte y, además de los talleres y las experiencias, me encantaría darle forma a esa posibilidad: es decir, a la posibilidad de adquirir saberes y prácticas básicas, como encalar, podar o distinguir plantas silvestres y sus usos…, describe.

sillero
Trabajo con fibras de enea, bajo la batuta de Juan Luna (Los Palacios, Sevilla). 

Así que en lo que se refiere a Oficios vivos, contemplo todas las posibilidades: que sean oficios tradicionales del medio rural de un determinado territorio y que los conserven apenas personas; es decir, que corran riesgo de desaparición. Cuando empecé, localizaba a los artesanos en Google; ahora, en cambio, ya tengo una red de contactos muy nutrida, incluidos los propios artesanos, que me escriben o sugieren posibles incorporaciones.

Los talleres se hacen in situ, en el hábitat de cada artesano(a), su taller, su casa o, incluso, bajo un hórreo…, con a lo sumo seis personas. A menudo, empiezan en el monte: de hecho, en el corazón de Galicia hemos recogido zarzas para coser con ellas paja de centeno. La experiencia suele incluir el taller, almuerzos y/o cenas, y alojamiento en el pueblo o, incluso, en su propia casa. Para participar, no son necesarios conocimientos previos: se trata de tener una vivencia única y la oportunidad de aprender con maestros que se han pasado la vida perfeccionando sus técnicas; de familiarizarse con herramientas y/o materiales inusuales durante dos días; y de recrear sus movimientos naturales y sus ritmos de trabajo.

papel
Construcción de panderos cuadrados con Juana Catalán (Peñaparda, Salamanca), ), a partir del curtido tradicional de la piel con ceniza, tierra, corteza y agua. 

Beatriz describe su papel en la iniciativa: Me ocupo de la gestión, de la logística, de diseñar el material de comunicación necesario, de las inscripciones, de remunerar el esfuerzo del artesano… Si alguien financiase parte de esos procesos, podría incluso proponer actividades gratuitas y llegar a muchos más interesados. El público que participa suele compartir perfil y afinidades: son empleados, funcionarios…, con cierto nivel académico, valores y sensibilidad… El hecho es que surgen vínculos interesantes durante la experiencia.

Hasta el momento, he programado actividades vinculadas con fibras vegetales, sobre todo en Andalucía; instrumentos musicales, en Castilla-León; lana, en Asturias; cestería, en Galicia… Empezamos siempre por los procesos de las materias primas; es decir, desde arrancar el barro y seguir con la preparación, en el caso de la alfarería; extrayendo esparto en el campo; desde el lavado, en el caso de la lana, ya que empezar por el esquilado sería complicado y engorroso… Le damos un valor especial a la preparación de la materia prima, del recurso natural, y a todas las etapas previas que, a menudo no se visibilizan y hay que hacerlas sí o sí…

hojalatero
En el taller de Alfredo Martínez, el único hojalatero -y también herrero- que sobrevive en Asturias.

Las próximas citas de Oficios vivos incluyen: una ruta de oficios y tradiciones del Occidente asturiano; un taller de cestería de colmo, con Lola Tourón (Caborrecelle, Lugo); otro de construcción de panderos cuadrados con Juana Catalán (Peñaparda, Salamanca), a partir del curtido tradicional de la piel con ceniza, tierra, corteza y agua; trabajos con esparto, con Baltasar Doblas y Francisca Campos (Casarabonela, Málaga); o la preparación de sillas de enea, con Juan Luna (Los Palacios, Sevilla).

La ruta es un completo periplo por varios talleres de una zona, de unas cuatro horas en cada uno, en el que pueden participar excepcionalmente hasta diez personas. En algún caso, como el de Alfredo Martínez, el único hojalatero que sobrevive en Asturias –que también es herrero−, son demostraciones. Tanto la complejidad del oficio como el empleo de ciertas herramientas, que exigen mucha habilidad, destreza o práctica sostenida, determinan que así sea, concluye.

www.oficiosvivos.com

Un reportaje de Miguel Bertojo.