Escribo este editorial en el día en que Rusia ha invadido Ucrania.
No hace falta repetir aquí lo odioso de todas las guerras en general y de esta en particular. Solo cabe esperar por el bien de todos, especialmente del país más pequeño, que termine pronto y con el menor daño posible.
Si traigo este tema a colación no es solo porque esté traumatizada por vivir una nueva vieja guerra en Europa -que lo estoy, o por lo menos conmocionada- sino porque en el mundo global en el que vivimos reina el efecto dominó: unas cosas llevan a las otras… Y eso es especialmente cierto para la economía. Estamos surfeando sobre las olas de una crisis a las de la siguiente desde que empezó el siglo XXI. En 2008 fuimos los paganos del mal hacer de algunas entidades financieras y, sin comerlo ni beberlo, tuvimos que pasar de náufragos a rescatadores. En 2020 nos embistió la primera ola de Covid, la que más nos hizo sufrir por grave y por desconocida. Aunque las medidas que puso en marcha el gobierno -esta vez sí- mitigaron algo el descalabro, la economía no había regresado todavía a la situación pre-pandemia cuando surge algo tan potencialmente desestabilizador como una guerra en uno de los grandes graneros del mundo. El pan, la gasolina, ¡la electricidad! y, en general, todo aquello que tenga que ser transportado podrían subir aún más. Otra ola para surfear.
He escrito que la economía todavía no se había recuperado del todo, aunque lo cierto es que estábamos en ello. En general, las impresiones recogidas después de la campaña de Navidad han sido positivas, con excepciones como siempre. Eso es algo tan de celebrar como que la artesanía siga estando de moda y aparezca con cierta frecuencia en los suplementos semanales de la prensa. Toda una señal. Cuando algo está de moda, son muchos los opinadores que escriben y hablan en público desde un cierto grado de desconocimiento, en ocasiones alarmante; sin embargo, hay quiénes piensan que lo importante es que se hable de nosotros, aunque se hable mal. Puede que tengan razón.
Hablando de prensa, este será, con toda probabilidad, el último número de Oficioyarte en formato pdf, o lo que es lo mismo: una revista diseñada y maquetada para papel colgada en la red. La nueva revista en formato totalmente digital está ya muy avanzada, y esperamos que el número 158 (en caso de que la numeración tenga algún sentido en una publicación digital) suponga ya un cambio significativo en cuanto a la rapidez con la que os hagamos llegar información, sin por ello perder la calidad de artículos y reportajes ni un diseño cuidadoso.
Apostar por una verdadera revista digital fue una de las decisiones aprobadas en la última Asamblea General, celebrada en noviembre en Valladolid. Tenemos confianza en que resultará un instrumento útil para seguir creando comunidad y sentimiento de pertenencia, una función que la revista en papel cumplió a las mil maravillas durante su ya larga andadura. Así lo esperamos.
Lala de Dios
Presidenta de Oficio y arte, Organización de Artesanos de España
laladedios@oficioyarte.org