Una vez más, la cervecera granadina impulsa a la artesanía andaluza. En esta ocasión, con la edición limitada de tres cuencos del taller de alfarería Ivanros (La Rambla, Córdoba) que incluye el pack de doce botellas de su icónica cerveza Alhambra Reserva 1925. En el haber creativo de Iván Figueroa y Rosario Cabello, titulares del taller, figura la vajilla del ágape con el que la maison de alta costura Christian Dior agasajó el año pasado a los invitados a su desfile en la Plaza de España de Sevilla.
Y lo cierto es que, desde hace algunos años, Alhambra no ceja en su apuesta por la artesanía y la creación contemporánea. ¿El motivo? La vida se disfruta plenamente con los cinco sentidos si se dedica el tiempo necesario a lo que nos rodea, convirtiendo cada momento en una experiencia única. Solo desvelando qué oculta lo evidente es posible emocionarse con la creación, sentir respeto por los procesos de producción y por la tradición. Ya en 2013, su campaña ‘Arte por descubrir’, que asociaba su cerveza de fermentación lenta con los oficios, lo dejó patente.

Haciendo un guiño a su origen, en 2022 la marca presentó en televisión, internet y exteriores la campaña publicitaria ‘Maestros del tiempo’, protagonizada inicialmente por seis talleres artesanos de la provincia de Granada: El spot se rodó en sus respectivos talleres y en lugares emblemáticos de la ciudad como la propia fábrica de cervezas o el Albaicín. De nuevo, con el argumento de que la empresa comparte no solo forma de ser sino también de hacer las cosas. Para hacer algo que merezca la pena, hay que hacerlo sin prisa. Y, por eso, la asociación con maestros en el arte más difícil de dominar: el tiempo.
Además de poner en valor su filosofía, homenajeamos a artesanos que nos inspiran en nuestra forma de hacer, explicaba en la presentación de la campaña Emmanuel Pouey, director general de Marketing de Mahou San Miguel, el grupo del que es parte Alhambra. Honramos el saber hacer y la transmisión de generaciones que crean piezas únicas, con alma.
Los protagonistas de los spots fueron Ángel Vera, ceramista de Órgiva; Mauricio Bellido, lutier granadino desde hace más de medio siglo; Julio Jiménez y Salvia Sanz (Artesanía Nazarí), restauradores granadinos; Blas Casares, ceramista (Monachil), al frente del taller fundado por su abuelo en 1941; y Fátima Quesada, ceramista (Pitres), especializada en la reproducción de diseños geométricos patrimoniales.

La campaña prosiguió con sendos talleres madrileños de joyería: Susana Cruz (Taller Suma Cruz) y Estudio Andresgallardo, formado por Andrés Gallardo y Marina Casal. Pero el reguero de colaboraciones no cesó: meses después, la cervecera cubría, por ejemplo, la fachada de la casa Molina, un edificio emblemático de A Coruña en restauración, con una lona que rendía homenaje a los artesanos que hacen A Coruña sin prisa. En esta ocasión, la iniciativa contó con la colaboración de Verónica Moar, ceramista; Antonio Pereiro, alfarero de Buño; Belategui Regueiro, estudio de diseño textil (Cambre); Elena Naveiras, florista; Estelle Bisson, tapicera; y Francisco Rodríguez, lutier.
Crear/sin/prisa
Entre otros patrocinios y actividades de impulso a la creación −como el Festival CALLE de Lavapiés (Madrid), en el que intervienen 56 artistas emergentes, con Javier Lobo (MIEK) como invitado; o el Festival Flora, que reúne a los mejores floristas del mundo−, el apoyo de Alhambra a la artesanía queda de manifiesto en su plataforma Crear/sin/prisa que invita a creadores, artistas o diseñadores a realizar, con el soporte de talleres artesanos, obras únicas inspiradas en la Alhambra y en Granada.
Tras estas convergencias, su fondo-colección incluye ya intervenciones como ‘El bosque’ (ver Oficioyarte, nº 152), de Andreu Carulla: 124 columnas de barro de cientos de secciones, con la ayuda de dos talleres cerámicos: Bonadona Terrisers (Quart, Girona) y Ceramiques Est (La Bisbal, Girona), inspiradas en el Patio de los Leones de la Alhambra; o ‘Las numeradas’, de Jorge Penades: sillas artesanas hechas con madera de las barricas que albergan la última fase de elaboración de la gama homónima de la cervecera.

O ‘Para. Mira. Toca’, de Álvaro Catalán: una reinterpretación contemporánea de doce letras, inspirada en las botellas de la marca y en las caligrafías de los azulejos vidriados que revisten la Alhambra, y que solo se ven al observarlas detenidamente. O el trenzado en esparto de ‘Parar’, de Martín Azúa, tejido por artesanas murcianas, y que oculta un aroma a cebada que invita a desconectar y apreciar el valor del tiempo.
Pero también ‘Hay cosas que necesitan tiempo’, de la arquicosturera Raquel Rodrigo, que con sus bordados en cordón de seda de colores y yute emula la belleza de los mosaicos del palacio nazarí, su orden, equilibrio y simetría. O ‘Perspectiva’, una instalación de 102 cristales de colores de Mau Morgó con la ayuda de artesanos de la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia). El fondo, no obstante, se ha ido ampliando con las obras galardonadas en cada edición del Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente.

VII Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente
Con Granada y la Alhambra en el horizonte, el Premio convoca a artistas nacionales emergentes para impulsar tanto su trayectoria como la de los talleres artesanos que les prestan soporte. Tras visitar la ciudad y el monumento, los cinco finalistas expusieron meses más tarde sus respectivas propuestas −en las que emplearon carbón artesanal, encaje de bolillos, magnetita y vidrio, tejido impregnado de arcilla, yeso o fotografía− en el espacio de la cervecera en ARCOmadrid 2023.
Pablo Capitán y Sara Sorribes (Vidrio Sorribes), concitaron en ‘Glauca’ dos soportes aparentemente opuestos ligados a Granada: el vidrio de Castril y la magnetita procedente de La Vega, Sierra de Baza o Sierra Nevada, poniendo en tensión dos fuerzas contrarias. El resultado es una fusión entre líquido y piedra, entre lo que se retiene y lo que se escapa.
‘Recuerdo de la Alhambra’, la instalación de Cristina Garrido, en colaboración con Julio Jiménez (Artesanía Nazarí), recreó los estudios de fotografía con decoraciones moriscas de muchas ciudades monumentales, desde mediados del XIX hasta la II Guerra Mundial: un doble arco de medio punto con ornamentos superpuesto a un croma a modo de photocall portátil, semejante a los fondos empleados antaño.
En ‘Todas las formas’, Irene Grau (Valencia) y Juan Carlos Iñesta (Domanises) parecen advertir que la imagen de la Alhambra oculta otras. El primer indicio es su propio topónimo, que proviene del árabe al-Hamrá (la Roja), en referencia a la arcilla del cerro de la Asabika de sus muros.
Y en ‘Tempo de exposición’, Almudena Lobera y la encajera Raquel Marí Adsuar (Bolillotuber) tejieron una celosía de hilo y madera. Su patrón reproduce la forma del diafragma de una cámara fotográfica, vinculando así ambos soportes y el mismo propósito: tamizar la luz y ver sin ser visto. Además, Lobera incorporó el sonido de las fuentes del palacio y de los bolillos, enfatizando la musicalidad del proceso.

La obra premiada
Vanguardia artística, arquitectura y un oficio tradicional como es el de modelista-escayolista confluyeron en la obra ganadora: ‘Si se pareciera a algo, ya no sería el todo’, de Alberto Odériz y Miguel y Javier Muñoz (Escayolas Muñoz). Un conjunto de esculturas a escala de múltiples combinaciones, con la escayola y la abstracción nazarí como protagonistas, que reproduce cómo saturaba el espacio: una práctica traducible como caos pero también como orden. El resultado proyecta las formas de la Alhambra al presente con nuevos significados.
Los Muñoz trabajan desde hace décadas en su taller en el barrio pamplonica de la Txantrea. Aunque con apenas herramientas −las clásicas espátulas, modeladores o paletas; o los ingletes, plantillas y moldes−, aportaron su conocimiento técnico y experiencia con los tiempos de un soporte tan delicado, relata Odériz.
Un reportaje de Miguel Bertojo.